¡Insólito! Trabajadores de Etchojoa imploran que les descuenten cuotas sindicales para salvar a su líder de la ruina
Etchojoa, Sonora - En un giro inesperado que ni los guionistas de telenovelas pudieron prever, los trabajadores del Ayuntamiento de Etchojoa han salido a exigir lo que pocos en el mundo laboral se atreverían a pedir: que les descuenten sus cuotas sindicales. Y no, no es una broma, aunque podría ser el mejor sketch de un programa de comedia.
El inusual episodio fue publicado por La Verdad, un medio regional con gran prestigio, que no daba crédito a lo que estaba reportando. Resulta que Noel Alberto Cota Matuz, líder sindical del Ayuntamiento de Etchojoa, comenzó a notar que sus bolsillos estaban tan flacos como el presupuesto municipal. El motivo de su angustia: no le están llegando las jugosas cuotas sindicales que tradicionalmente engordan su economía personal. Al parecer, sus bolsillos han pasado de "modo empresario exitoso" a "monedero con telarañas".
La situación, que podría haber pasado desapercibida, tomó un giro surrealista cuando los mismos trabajadores, en un acto de extraña solidaridad o cómica confusión, comenzaron a exigir que se les descontaran las cuotas sindicales. "¡Queremos que nos descuenten!" gritaban en la plaza principal, mientras otros trabajadores de la región observaban con una mezcla de incredulidad y horror. "Esto es como ver a alguien rogando que le cobren la renta doble porque su casero anda corto de lana", comentó un ciudadano anonadado.
Pero aquí viene la parte más dramática de la historia: el departamento de nómina lleva varias quincenas sin hacer los descuentos, y cuando finalmente decidan aplicar la tarifa acumulada, los trabajadores podrían enfrentarse a un golpe financiero tan fuerte que sus cheques podrían terminar en ceros. ¡Imaginen la cara del pobre empleado que reciba un sobre de pago con la cantidad exacta de cero pesos y cero centavos! Hasta los cajeros automáticos sentirán pena al verlos.
Este fenómeno ha puesto a Etchojoa en el radar nacional, no solo por su lucha contra la pobreza, sino por la peculiaridad de sus trabajadores, quienes piden lo que en otros lugares sería impensable: que les sigan quitando dinero para el beneficio de su líder sindical. No se sabe si esto es un caso de amor desinteresado por su representante, miedo a las represalias o simplemente un episodio de humor involuntario digno de un stand-up comedy.
Lo cierto es que en la región hay sindicatos cuyos dirigentes viven con lujos dignos de un sultán, gracias a las cuotas de los trabajadores. Pero en Etchojoa, la historia ha dado un giro tan inesperado que hasta los mismísimos sindicalistas de otras ciudades podrían estar tomando nota: "¡Así sí da gusto!".
Si la moda pega, no se sorprenda si pronto vemos marchas de empleados rogando por impuestos extra, multas voluntarias y descuentos retroactivos para pagarle el café al jefe.
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