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El Cantinero y el Cliente Reencarnado

 


El Cantinero y el Cliente Reencarnado 🍻😂

En la cantina "El Último Trago", donde las penas se ahogan más que los hielos en el whisky adulterado, reinaba la tranquilidad de siempre. Don Toño, el cantinero, llevaba 30 años sirviendo tragos y consejos no solicitados. Había visto de todo: clientes enamorados del espejo, rancheros que aseguraban ser hijos no reconocidos de Vicente Fernández, y tipos que después de la quinta copa aseguraban haber encontrado el sexto sentido.

Pero nada lo había preparado para el episodio más surrealista de su carrera.

Esa noche llegó don Jacinto, un cliente legendario, conocido por dos cosas: su filosofía barata y su capacidad de pagar con promesas de pago eterno. Se sentó en la barra con la solemnidad de un juez antes de dictar sentencia y pidió su tradicional “cubita con hielo… pero poquito, porque me da tos; con ron… pero no tanto, porque luego no llego a mi casa; y con Coca… pero casi nada, porque soy diabético”.

Después del tercer trago, se quedó mirando fijamente a don Toño, como si acabara de descubrir el secreto del universo.

Cantinero, dígame la verdad… ¿usted cree en la reencarnación?

Don Toño, acostumbrado a estas charlas filosóficas de borracho en crisis existencial, contestó sin levantar la ceja:

Mire, don Jacinto… después de 30 años oyendo cuentos en esta barra, yo creo en todo… menos en fiarle a clientes reincidentes.

Don Jacinto asintió con gravedad, tomó otro trago y agregó:

Yo sí creo… Y por eso, fíjese bien… (hizo una pausa dramática, digna de telenovela) Esta es mi última copa en esta vida… pero apúntemela, porque en la siguiente vengo y se la pago.

La cantina entera se quedó en silencio. Luego alguien se atragantó con un cacahuate, otro escupió la cerveza de la risa y la carcajada colectiva fue tan fuerte que hasta las botellas en la vitrina se tambalearon.

Pero don Toño, con la calma de un chamán cansado de la vida, limpió la barra con su trapo de "sospechosa higiene", lo miró a los ojos y dijo:

Está bien, don Jacinto, pero más le vale reencarnar en millonario… porque si vuelve como burro, perro o diputado, aquí no se fía ni a las almas en pena.

La cantina explotó en carcajadas. Hasta el mariachi improvisado que nunca toca gratis le dedicó una estrofa.

Y así, entre risas y promesas de pago en la otra vida, don Jacinto dejó un billete en la barra.

Mejor le pago de una vez… porque en la otra capaz que me reencarno en cacto y me la paso seco.

😂 ¡Salud por don Jacinto, el único cliente que intenta pagar en abonos interdimensionales! 🍻

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